Thursday, January 29, 2004

"Más allá de nosotros,
en las fronteras del ser
y el estar
una vida más vida
nos reclama"
(Octavio Paz)

En los últimos días me he planteado constantemente la pregunta por lo que más me gusta. Las respuestas se comportan de una manera curiosa. Hay instantes en los que la respuesta es fácil, alcanzable, casi deletreable: "lo que más me gusta es no saber qué es lo que más me gusta", "lo que más me gusta es, obviamente, esto", "lo que más me gusta es no saber qué es lo que más me va a gustar dentro de unas horas", o de pronto, "lo que más me gusta es esta cerveza helada" o "este párrafo hermoso" o "esa sonrisa". Hay otros momentos en los que la respuesta se torna un poco más compleja; el entrecejo se arruga y el pensamiento viene acompañado de un gruñido, quejido o similar: "lo que más me gusta es esto, pero obviamente es por mi estado de ánimo", "lo que más me gusta es esa vaina allá, pero no sé qué es", "lo que más me gusta es este frío, pero qué bueno sería el sol", y cosas análogas. Y claro, están la ocasión en la que respuesta sabe a $%!##: "lo que más me gusta me sabe a $%!##", "¿por qué carajos me pregunto esta vaina como loco?", y "hmmm....".

A pesar de todo lo anterior, he llegado a algunas conclusiones, sin que el punto después de ellas sea final. En primer lugar, me gusta mucho aprender, y me doy cuenta (a tropiezos) que las demás personas (sí, todos ustedes) son la fuente más importante para ese aprendizaje, la herramienta fundamental, la pieza clave del rompecabezas. Ese aprendizaje funciona a todos los niveles: desde la alimentación sensorial más básica hasta lo inpronunciable. En segundo lugar, me gusta mucho el presente. Me encanta ver cómo los segundos que eran futuro se convierten en presente y me los puedo comer, y comerme la ilusión que soy libre y todo lo demás. Me gusta sentir que el tiempo deja de medirse en segundos y se convierte en un sólo continuo.

Tengo muchísimas cosas pendientes, todas ellas palpitan con post-its dentro de mi pecho. Las más importantes son respuestas aún no dadas, aún pensadas, que aún maduran. Cosas que faltan por decir y por hacer: con ustedes, con los demás.

Me gustaría mucho que mis dedos y mis músculos las dejen fluir. Lo demás, claro, ya está aquí.