Saturday, March 27, 2004

Cada día que pasa confirmo que todo lo que tiene que ver con los asuntos humanos es, como decimos, un "video". No sé si haya palabra castiza que sea sinónimo para este hippesco término. En todo caso, al echarle un vistazo reflexivo a mis propias relaciones con los demás, y a las relaciones que las personas cercanas a mí tienen con otras, no puedo sino decir que todo esto es muy, pero muy, videoso.
Y no, no es que sea algo denso ni pesado ni abrumadoramente complejo, más bien, es que todo está lleno de innumerables matices. Es un mundo donde el detalle vale más que lo más grueso, donde las palabras y los gestos tienen repercusiones que van mucho más allá de las grandes y memorables acciones.
Además estoy convencido que la dualidad hombre-mujer, masculino-femenino, a-b, tiene mucho que ver con la videosidad de lo humano. Son dos mundos, reconciliables quizá, pero sin embargo dos mundos, dos maneras distintas de evaluar lo importante y lo que no lo es, dos maneras distintas, en fin, de hacer juicios y tomar decisiones.

Guardo en mí una creciente ansiedad por mi futuro impredecible.