la válvula abierta
ah, por fin. la noche ha caído, el frío se cuela por la rendija inferior de la puerta, las calles mojadas reflejan sólo las luces que les antoja, las amarillentas.
la noche cae todos los días: llega sigilosa, a cerrar cortinas, a mover interruptores, a aumentar las riachuelos de agua salada. mientras los demás se entregan al plácido abismo del sueño, yo me resisto; entro a esta gran cápsula, a este enorme set construido bajo el firmamento hiperespacial, a este nadie-sabe-que-esperar-pero-todos-siguen-allí, este caer en el no-abismo, la aurora blogeal.
la válvula lleva ya muchos días cerrada. siempre pensé en escribir, siempre apareció la misma acidez de siempre. a veces uno se tortura, se dice, escribiré cualquier bobada, lo que sea, siquiera para que ellos sepan que sigo aquí, no, no es eso, siquiera para que yo pueda cerrar los ojos sabiendo que sigo allí. pero, para qué escribir si tengo suficiente con vivir, pero más, ¿qué es vivir sin escribir? ah! ¿a quién engañas? ¿acaso crees, srguillot, que este pálido fondo verde llenará los vacíos? ¿acaso renuevas tu masticada creencia de que siempre habrá algo que entregar y algo que recibir? the gentle mantle of rational despair. uno se siente como una calderita, las calderas calientan los baños turcos, la gente se relaja allí, habla del día, se pone mascarillas y hace ejercicios de respiración. la caldera, su fuego alimentado por el inacabable combustible de la duda, del asombro ante el Otro, hace calor, siempre que tengo angustia hace calor, ¿me regala una limonada natural, por favor? como Pereira en el calor de Lisboa, toma y toma limonadas, ¿por qué no como él, srguillot?, ¿por qué no entregarse a una pequeña chispa de revelación, de rebelación? Tabucchi supo enseñártelo. pero simplemente lo lees y allí dejas, lees, quizá comentas, y luego dejas, así como ahora escribes esto y lo lees mientras lo escribes, mañana, cuando abras los ojos, todo estará olvidado.
es la angustia de no sentir la válvula abierta.
¿qué más sino eso es lo que ahora mueve mis dedos?
decía que la noche cae todos los días. la noche, como la muerte, tiene muchos ojos. me marea darme cuenta cómo muchas veces siento la multiplicación de esos ojos, me aterra verme a mí mismo reflejado en los ojos que se multiplican detrás de los caracteres, esos ojos que se mueven de lado a lado, línea por línea, leyendo: sus ojos. ¿no los aterra a ustedes? ¿no los aterra poder aferrar, con un solo clic, un trozo de un rompecabezas ajeno? ¿no los aterra poder aportar piezas? hace poco conversaba con aranta y ambos asentíamos, impávidos, al caer en cuenta de la videosidad de todo lo humano. uno quisiera predecir, pero nada es predecible, uno quisiera explicar, pero siempre faltará algo por explicar, uno quisiera ver, siempre habrá algo oculto.
alguna vez soñé con consignar sobre papel alguna cosa sobre cada día. un instante, algún detalle, como una fotografía que congelara, que sobrepasara la barrera -entonces franqueable- del tiempo. pensaba que al llegar a viejo (moriré un día en el que aún creerá que es joven) tendría tiempo para revivir uno a uno esos instantes y que quizá entonces tendría tiempo para buscar detrás de cada día pasado mi presente perdido, el sentido, la anhelada respuesta. ahora creo que el tiempo no es el tipo de barrera que puede o no ser franqueable, ahora creo que si hay una manera de vivir el presente es justamente así: en el presente. ahora no sé qué creer sobre el sentido.
los últimas dos semanas estuvieron volcadas a lo que (who used to be) aranta llama, con algo más que palabras, "the "crashing and burning" of each one of our egos whilst being embarked in the somehow frightening travel of interpersonal relations." a pesar de la avalancha de evidencia en contra, a pesar de los ojos hinchados y rojos, a pesar de las palabras que se ahogan en el vacío, guardo el sueño injustificable de cruzar alguna vez el abismo. es el sueño de descubrir cómo dejar de "estar con" y "estar para" para comenzar a "estar__". es la extraña esperanza de encontrar la manera de romper todos los límites, incluso los límites de mi propia identidad, que son los últimos que habrá que romper.
de pronto ese alguien puede abrir la válvula más de lo que yo solo puedo hacerlo.
link: Starry Night
escucho: A Forest, The Cure / Staring at the Sea