Tuesday, November 30, 2004

Un aliento para tiempos abrumadores

Dibujé un cordero. Lo miró atentamente y dijo:



-¡No! Este está ya muy enfermo. Haz otro. Volví a dibujar.



Mi amigo sonrió dulcemente, con indulgencia.
-¿Ves? Esto no es un cordero, es un carnero. Tiene cuernos…
Rehice nuevamente mi dibujo: fue rechazado igual que los anteriores.



-Este es demasiado viejo. Quiero un cordero que viva mucho tiempo.
Falto ya de paciencia y deseoso de comenzar a desmontar el motor, garrapateé rápidamente este dibujo, se lo enseñé, y le agregué:



-Esta es la caja. El cordero que quieres está adentro.
Con gran sorpresa mía el rostro de mi joven juez se iluminó:
-¡Así es como yo lo quería! ¿Crees que sea necesario mucha hierba para este cordero?
-¿Por qué?
-Porque en mi tierra es todo tan pequeño…
Se inclinó hacia el dibujo y exclamó:
-¡Bueno, no tan pequeño…! Está dormido…
Y así fue como conocí al principito.



escucho: God Put a Smile Upon Your Face, Coldplay / A Rush of Blood to the Head