una orquídea, un lienzo, un deseo

Green Orchids with Red Lips [credit: www.flowershots.com]
Él fijó sus ojos en las decenas de gotas de sudor que poblaban, estáticas, su pecho y su vientre. Habían pasado horas desde que se habían quitado las camisas, inserviblemente empapadas, y ahora habían decidido echarse a dejarse ahogar entre el bochorno viscoso que lo envolvía todo. Ella yacía boca arriba sobre el piso de hojas muertas y mojadas, y repasaba cada tanto con su lengua sus labios quemados por el sol. Recordaba el viento que se colaba por la ventana, los inagotables números del cuenta-kilómetros, las infinitas líneas de la carretera, el tiempo que corría. Ahora, acostada en medio del bosque, rodeada de una multitud de formas y colores que no podía explicar sino por el azar o por la gracia infinita de un pincel invisible, pensaba sólo en dos cosas: en los ojos que sabía observaban su cuerpo desnudo, y en las orquídeas que colgaban de los árboles y que salían del fango tibio, más allá de su cama de hojas. Imaginó por un momento que cada orquídea materializaba uno de sus deseos ocultos, una obstinación celosamente guardada que hallaba su expresión perfecta y final en una disposición viva, cambiante, y mortal. Sus divagaciones fueron cortadas de tajo por el corto suspiro (¿o había sido un corto gemido?) que no había sido suyo, y su mente pasó de inmediato a la visión de los ojos que debían estar ocupados, aún, devorando su piel. Sintió que el revés de una mano tocaba su mejilla. Lo miró.
Él estaba a un par de metros de distancia, con su torso desnudo, acariciando los pétalos de una orquídea de labios rojos.
escucho: King of Pain, The Police / Greatest Hits