Empieza el viaje
27.07.2005, más o menos 11:30pm

La maleta, sí señores, no cerraba. Después de utilizar las mañas más absurdas de empaque aprendidas en las montañas del Perú, de dejar en estado absolutamente sólido camisetas, camisas, medias, ropa interior, pantalones, sacos, chaquetas, pantalonetas, cinturones y regalos, de sentarse de a dos personas encima de la maleta para comprimir las cosas (sin éxito) y de incluso pensar en traer un alicate para halar la cremallera, la maleta no cerraba. Ni modo cambiarla a esas alturas, además no tenía ninguna otra que sirviera. La única más grande pesaba por sí sola 6 kilos y los franchutes de Air France decidieron que uno puede juntar todos sus chiros, regalitos y chocherías para un viaje al otro lado del Atlántico en 20 kilos, léase bien, 20 kilos de equipaje. Solución? Sacar algo, compadre. Acaso podía haber algo sacrificable, después de horas de seleccionar las cosas que debía llevar, con la necesaria (e invaluable) asistencia feminina de chaic & chaic? Pues una chaqueta de esas bogotanas, que no aguanta ni el vientecito sobre la séptima, esa chaqueta azul, la nueva, la que serviría para la cena decente. Sacarla con dolor. Re-empaque. Otra sentada encima y listo; el resultado: 22.2 kilos de material a 2 atm de presión.
Esa noche quería postear por primera vez pero no lo logré. Prendí el computador y el internet estaba caído. Nada que hacer. Así que subí, me metí dentro de las cobijas y repasé la lista de cosas que debía llevar hasta que me quedé dormido.