Saturday, January 07, 2006

de vuelta

Airbus A340 Air France

Este reemplazo contemporáneo de las velas de barco, tallada con precisión de décimas de milímetro, supo dejarme con la boca abierta durante muchos minutos, mientras cruzaba el Atlántico a 10300 metros de altura, algo más cerca del espacio y por ende de uno de mis sueños más inocentes.

Al contrario de como lo había esperado, las calles de la ciudad no me parecieron extrañas. Aquí hay algo en todas partes que huele, que suena, que parece "casa". Las sonrisas, los abrazos y las voces llenaron el vacío que se había producido al extrañarlas. La arepa paisa con mantequilla y sal, el jugo fresco de naranja, el sabor de la papaya y de un buen café latte surtieron su debido efecto. Los cerros se cubrieron de niebla en una tibia tarde de viernes. Las bellas melodías de los salmos que dan la bienvenida al Shabat fueron también una bienvenida a este nuevo espacio lleno de posibilidades, de nuevas reflexiones, de nuevas ramas y caminos y rutas probables.

Y ahora que comienzo a olvidar el aterrizaje y que mi cuerpo termina de acoplarse al horario local, mi cabeza empieza a llenarse de ganas de hacer un millón de cosas. Ahora sé (lo he aprendido) que tengo que ponerle una pausa y disfrutar cada pequeña cosa que pueda hacer.

En especial, tengo muchas ganas de informarme sobre Colombia, de escuchar opiniones, de leer el periódico. Este país me apasiona y quiero vivir esa pasión reflexionando acerca del pasado, el presente y el futuro de esta nación "agobiada y doliente".

Ojalá vuelvan las ganas de "postear" seguido. También a ellas las estoy extrañando.

escucho: Triumphant, Röyksopp / The Understanding